Un documento que data del siglo XVII, un préstamo notarial fechado en Agosto de 1647, prueba que la familia Chivite ya poseía entonces viñedos y bodega propios, de considerable tamaño para aquel tiempo.
La tradición vinícola ha pasado de generación en generación desde entonces. En 1860, Claudio Chivite aprovechó la oportunidad que brindaba la crisis de los viñedos franceses, causada por el oidium, y comenzó a exportar los vinos de la familia para cubrir la repentina demanda de vino en el norte.
Posteriormente, en el siglo XIX, la casa de la familia Chivite en Cintruénigo se convirtió en casa de postas, o Parador, frecuentada por viajeros y carrozas en ruta hacia Madrid, dando así a conocer el nombre de Chivite en otras regiones y suponiendo un gran impulso para el éxito de la bodega.
En el siglo XX, Julián Chivite Marco, convencido de que el futuro del vino estaría en la calidad, introdujo grandes mejoras en la bodega. Su compromiso por la búsqueda de la calidad se reflejó tanto en sus propios vinos, como en su labor como miembro fundador del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Navarra.
Su visión e influencia se vio reconocido en 1992 con la Encomienda de la Orden del Mérito Agrario por el Rey de España, y póstumamente en 1997 también con la Cruz de Carlos III El Noble. Es Julián Chivite López, el mayor de la saga quien dirige este legado.
Desde 2017, J. Chivite Family Estates forma parte de la división vinícola de la Familia Suqué Mateu. Dirigida por Javier Suqué, su visión en relación a Chivite ha sido la de mantener intactos sus valores y su personalidad, y dar continuidad a una forma de hacer que ha llevado a la bodega a formar parte de los proyectos vinícolas de referencia en nuestro país.
La Melonera se asienta sobre dos ejes fundamentales: por un lado la recuperación de las variedades históricas y por otro el cultivo de una viticultura de excelencia en armonía con las características de la tierra en la que se encuentra.
Después de mucho investigar entre los interminables volúmenes de la biblioteca privada del Castillo de Perelada, propiedad de la familia Suqué Mateu desde el año 1923, la respuesta apareció entre las páginas de un libro escrito en 1807, en el que se detallaban las incomparables características de la Serranía de Ronda y su antiquísima tradición vitivinícola, interrumpida a fines del XIX por la plaga de la filoxera.
Con paciencia y con mimo fueron rastreadas y recuperadas las cepas autóctonas para devolverlas a esa tierra bañada por el sol mediterráneo, por los vientos del Atlántico y por una tradición de vides que data del tiempo de los fenicios. Con una orientación sur-sureste, la Finca La Melonera abarca unas 200 hectáreas cuyas altitudes fluctúan entre los 650 y los 940 metros, lo que posibilita una oscilación térmica diaria de hasta 20 grados tanto en invierno como en verano. Esto sumado a los más de 800 litros de lluvias anuales y a los vientos húmedos que llegan impolutos desde el Atlántico, la convierten en un enclave inmejorable para la crianza de la vid.
UNA HISTORIA RECIENTE PERO ÚNICA
La esencia y el carácter auténtico del Empordà han sido la fuente de inspiración para crear los vinos de Oliver Conti.
15 hectáreas de viñedos donde variedades foráneas y autóctonas conviven en un mismo entorno. Un territorio especial que aporta a los vinos unos matices especiales.
Siente el viento de la Tramuntana, los aromas de las flores y el aleteo de las mariposas con sus Indispensables. O disfruta de la adaptación de variedades foráneas al Empordà con la expresividad del Cabernet Franc y con el frescor y carácter balsámico del Gewürztraminer.
la HISTORIA
Una ilusión allá por los años 70 fue el origen de todo. José María Ruiz, un joven segoviano lleno de inquietudes y curiosidades inició lo que hoy es este gran proyecto de la Ribera del Duero ligado a la familia Ruiz Aragoneses.
el EQUIPO
Pago de Carraovejas es posible gracias al trabajo de más de 70 personas que durante todo el año trabajan a diario, tanto en viñedo como en bodega, oficinas y enoturismo con el objetivo común de conseguir la mejor materia prima y la mayor calidad en todos los procesos.
las INSTALACIONES
El conjunto de instalaciones construidas supera los 26.000 m2, con preciosas plazas exteriores y una vanguardista edificación desde donde se divisan vistas incomparables al viñedo, al valle Botijas y al castillo de Peñafiel.
los VIÑEDOS
Una Finca de 200 ha. de viñedo con tres variedades, Tinto Fino, Cabernet Sauvignon y Merlot y tres sistemas de cultivo, Doble Cordón Royat, Vaso Vertical en la famosa Cuesta de las Liebres y Terrazas para la zona de montaña.
la ELABORACIÓN
Un sistema singular de elaboración que conjuga el trabajo por gravedad, el uso de levaduras y bacterias propias del terroir y el delicado trabajo con la madera para la crianza. Todo ello siempre desde el exhaustivo control de todos los procesos.
1844: Después del éxito de los primeros vinos y vinos fortificados, los fundadores Dr. Christopher y Mary Penfold plantaron sus esquejes de vid que habían llevado en su viaje a Australia. En 1844, el viñedo incipiente se estableció oficialmente como la compañía de vinos Penfolds en Magill Estate.
1870: A medida que la empresa creció, también lo hizo la reputación médica del Dr. Penfold, dejando gran parte del funcionamiento de la bodega a Mary Penfold. Las primeras incursiones en Clarets y Rieslings demostraron ser cada vez más populares, y tras la muerte de Christopher en 1870, Mary asumió la responsabilidad total de la bodega. El reinado de Mary al frente de Penfolds vio años de determinación y esfuerzo.
1920: Cuando Mary Penfold se retiró en 1884 (cediendo la gestión a su hija, Georgina), Penfolds estaba produciendo 1/3 de todo el vino del sur de Australia. Había establecido una agenda que continúa hoy, experimentando con nuevos métodos en la producción de vino. A la muerte de Mary en 1896, el legado de Penfolds estaba en camino de concretarse. Para 1907, Penfolds se había convertido en la bodega más grande del sur de Australia.
1948: En 1948, la historia se hizo nuevamente cuando Max Schubert se convirtió en el primer enólogo jefe de la compañía. Schubert, un hombre de compañía leal y verdadero innovador, impulsaría a Penfolds al escenario mundial con su experimentación con vinos duraderos: la creación de Penfolds Grange en la década de 1950.
1959: En 1959 (mientras Schubert estaba perfeccionando su experimento Grange en secreto), comenzó la tradición de los "vinos bin". El primero, un vino Shiraz con las uvas de los viñedos de Barossa Valley de la compañía, simplemente recibió el nombre del área de almacenamiento de las bodegas donde se envejece. Y así Kalimna Bin 28 se convierte en el primer vino número oficial de Penfolds Bin.
Finales del siglo XX: En 1960, la junta de Penfolds ordenó a Max Schubert que reiniciara oficialmente la producción en Grange. Su determinación y la calidad del vino añejado los habían conquistado. Pronto, las medallas comenzaron a fluir y Grange se convirtió rápidamente en uno de los vinos más venerados del mundo. En 1988, Schubert fue nombrado el Hombre del Año de la revista Decanter, y en el 50 aniversario de su nacimiento, Penfolds Grange recibió una lista de patrimonio en el sur de Australia.
Siglo 21: A pesar del gran éxito, Penfolds nunca descansa sobre sus laureles. En 2012, Penfolds lanzó su proyecto más innovador hasta la fecha: 12 ampollas artesanales del raro Kalimna Block Cabernet Sauvignon 2004.
Dos años después, Penfolds celebró el 170 aniversario: acaba de obtener una puntuación perfecta de 100 para el Grange 2008 en dos de las revistas de vinos más influyentes del mundo. Hoy, Penfolds sigue apreciando las filosofías y leyendas: "¡1844 para siempre!".